Preservar la independencia judicial durante el Proceso Militar
Destacar la importancia institucional de la Justicia como Poder del Estado, y su incidencia en la conformación de la democracia y de la República
Realzar el rol de la Corte Suprema
Consecuentemente, el aumento del presupuesto para la Justicia
La importancia de las buenas designaciones judiciales
La implantación del sistema acusatorio en lo penal
Llamar la atención sobre la formación de abogados, por su rol crucial en el funcionamiento de la justicia - somos los primeros jueces de los conflictos - y como paso para la magistratura
Llamar la atención por el ingreso democrático al Poder Judicial
Incorporar la idea de la separación funcional en el Ministerio Público, entre los defensores y los fiscales.
Mejorar los sueldos judiciales
En lo funcional, destacar la importancia de contar con datos empíricos, la estadística y su utilziación para marcar pol{iticas de mejoramiento
Marcar la importancia y el ordenamiento de las etapas para la reforma judicial, en el denominado 'cuadroi de la descongestion' con los trabajos ..... y
La acción iniciada por fores en 1976 para mejorar a la Justicia estuvo motivada por el deterioro institucional y moral que vivía país. La Justicia tenía su cuota de responsabilidad y debía contribuir a revertir esa tendencia, pero, pasados los años, no hubo demasiada contribución: no hubo voluntad o convicción en la dirigencia sana argentina y el proceso de deterioro de la justicia ha continuado en peligrosa pendiente. Ahora me corresponde hacer un balance de lo que fores hizo, sus logros y sus fracasos. Para este trabajo quizás sea necesario comparar con la situación actual de la Justicia en Argentina es necesario hacer una 'auditoría' que es lo que intento al final.
Un lector me consigna que advierte desbalanceado en este relato los primeros 30 años con los últimos veinte. Me parece una crítica interesante y cierta. Pero quizás las circunstancias lo imponen: no veo en los últimos años propuestas importantes y con impacto, nada igual a los primeros años, hasta 2005 por ej. Veamos.
El período de los ‘investigadores’ (2004/5 hasta 2014) fue muy malo para fores, porque teníamos gente dedicadas, muy legítimamente aclaro, a hacer sus trabajos por los que le remuneraban, y quizás se perdió el foco de la razón de la existencia de la institución.
Por ej. en una Asamblea anual el Director Ejecutivo de fores hizo una exposición sobre los resultados del año y los limitó a lo económico: parecía la asamblea de una empresa comercial: hasta ese punto se había perdido el rumbo.
El interés de los investigadores hacía que no había que criticar a nadie ni nada, porque dependíamos de los proyectos que no podíamos poner la fecha de fundación de fores era malo que se nos contagiara con el proceso (teníamos que festejar en secreto), y otras barbaridades. Es cierto que la tarea de los investigadores sirvieron para mantener financieramente a fores, pero en forma vegetativa.
Luego, hubo proyectos que no fueron ideas mías,
- El Premio a la Excelencia fue muy positivo
- La Agenda anotada fue muy buena idea, pero no estoy de acuerdo con las propuestas. Quizás porque no estuvo bien encarado Justicia 2020 no dejó mucho.
- La contracomisión de la Comisión Beraldi (2020) fue una buena idea, pero medianamente concretada y muy poco publicitada.
- Es importante lo referido a 'justicia y corrupción' y el trabajo que se está haciendo con la OEA. El tema, empero, estuvo planteado por fores décadas atrás.
Estos son hechos, y por ello, la opinión queda desbalanceada, aunque ponga en evidencia.
En tres índices internacionales, la justicia argentina está rankeada muy por debajo de la media, entre el puesto 60 al 100.
Es correcto: nuestra Justicia no cumple aceptablemente su función.
No funciona como sistema: se desempeñan aceptablemente algunos jueces y tribunales, pero no como sistema integral.
No es previsible ni confiable, no cumple una función disuasiva, no alcanza niveles mínimos, no es una institución respetada, no se la toma en serio.
La Justicia hoy no disuade, no se cumple la acción positiva de la Justicia que implica su sola existencia: la mera posibilidad de terminar rápidamente un conflicto o de ser inmediatamente condenado es la principal presión de los hombres para conducirse correctamente; aquí es indistinto cumplir o no las leyes.
La situación actual no es nueva: viene desde décadas con tendencia declinante y ahora solo se ha hecho más visible.
La reforma constitucional de 1994 no acertó en sus recetas para mejorar la Justicia y bajo la administración K, el deterioro explotó.
No hay voluntad de cambio en los directivos del sistema : la Corte, el Consejo de la Magistratura y la Procuración.
La Justicia es impotente para mejorarse por sí misma, y no hay planes para enfrentar esta situación inédita de una institución con enfermedad terminal que con los remedios actuales no puede ser rescatada
Y, además, hoy un Poder dividido en facciones, puros e impuros; es gravísimo pensar que exista una Justicia digna de tal nombre con un sector que se considera republicano, y otro, legítimo.
Para peor hay corrupción en el sistema judicial;
Hay mala praxis detectada en la Justicia, encabezada, entre otros males, por una irregular delegación de funciones.
El mayor reclamo de la sociedad actual es la seguridad física: hay que actuar de inmediato.
Y el futuro del país reclama por la seguridad jurídica, indispensable para inversiones sanas.
Desde hace tres décadas el Poder Judicial tiene más presencia institucional, pero ello solo ha potenciado su mala imagen.
La Justicia hoy es una institución atravesada por una doble maldición: la letal combinación de la ‘politización de las Justicia’ y la ‘judicialización de la política’.
También la Justicia está impregnada de un mal entendido corporativismo.
Y en las últimas dos décadas se ha agravado un problema – el indeseado ‘gobierno de los jueces’ – especialmente a partir de la reforma constitucional de 1994 que desató el festival de amparos erga omnes .
Además de los flagelos de la inseguridad física y de la droga, de la corrupción, de los DDHH mínimos, de la inseguridad jurídica, la Justicia es principal responsable de otros grandes males del país como la anomia, la falta de respeto y desprecio a la ley y al ‘gobierno de las leyes’, y, también, el desprecio por la autoridad, otro de los grandes problemas del país.
La sociedad descuidó a la Justicia.
Las fuerzas políticas, en actitud suicida, también la descuidan y operan sobre la justicia, anteponen sus intereses a cualquier intento de mejorar, sin advertir que sin Justicia nos quedamos sin República.
Hoy la Justicia es una institución acorazada, una institución corporativa en el peor de los conceptos.
Tenemos los recursos humanos tan buenos como cualquier país del mundo, pero no un sistema de selección que detecte los mejores.
Hay buenos jueces y buenos juzgados, pero son piezas artesanales y raras en un sistema destruido.
Hay que definir un perfil del juez argentino.
La familia judicial debe dejar de favorecer a los suyos.
Hay que cambiar el sistema de concursos en el Consejo de la Magistratura por un curso anual en la Escuela Judicial.
Los jueces deben estar correctamente controlados en lo específico de su función: hay que mejorar el sistema de control, castigo sanciones y separación.
Hay que revalorizar el Tribunal de Enjuiciamiento.
Los fiscales no son jueces, debemos tener verdaderos fiscales: In dubio pro acusar.
La abogacía es también parte de la crisis.
Es imperioso imponer la formación ética en la carrera y en la incorporación y permanencia en la matrícula, y también la Formación Legal Continua. Deben reforzarse también los controles.
Hay sobreabundancia de abogados con nefastas consecuencias.
Hay que separar el título académico de la habilitación profesional, como ocurre en todo el mundo.
Los empleados y auxiliares: debe democratizarse el acceso al poder judicial en las etapas iniciales y priorizarel ingreso de los mejores.
La Justicia sigue con estructura, formas y procesos del siglo XIX: de la lapicera pasamos a la máquina de escribir y luego a las PC, pero son cambios formales y no sustanciales.
Pero no trabaja como en aquella época, 8 hs., como toda la administración pública (10/18 hs.) . Hace dos o tres décadas pasó al horario de mañana, (7/13 hs.) y luego se congeló allí, y hoy se trabaja 6 hs.
Además, luego de la pandemia continuó trabajando ‘en burbuja’ y hoy ni siquiera se concurre: se trabaja a distancia.
Plan Justicia - HML
Nuestra Justicia usa y abusa de la delegación de funciones de los titulares en los inferiores, prácticamente en todas las instancias, comenzando por la Corte Suprema – es el peor ejemplo – y en todas las jurisdicciones. un tribunal como la Corte Suprema no puede sacar 10 sentencias por día; un Juzgado comercial no puede tramitar miles de expedientes.
La litigiosidad y la autoinducida congestión de los Juzgados contribuyen a la congestión.
Hay errores que no se estudian: por ej. el problema de la perención de instancia como factor de demoras; por qué un juzgado es más eficiente que otro, el costo promedio de los juicios al Estado.
La informatización está hoy retrasada y es precaria: no provee información básica sobre la marcha de la institución estuvo mal diseñada: estuvo desde el inicio pensada como una ayuda para empleados y funcionarios, y nó en beneficio del sistema.
Nunca estuvo planificada para proveer información al público, y a las cabezas del sistema
El presupuesto del Poder Judicial ha aumentado astronómicamente a partir de los ‘90 del s. XX, y se ha entregado su administración a la dirección del Poder Judicial, con el resultado que más del 90% se ha dedica a salarios.
Y el presupuesto total actual son $338,000 MM de los que el 90/95% se dedica a salarios. De forma tal que la auto gestión del Poder Judicial, no han logrado otras mejores que sus propios salarios
La autogestión del Presupuesto por el Poder Judicial ha sido incorrecta y debe ser revisadas.
Debe mejorarse la eficiencia, antes de pensar en aumentar el presupuesto.
Los tres poderes irregularmente operan sobre la Justicia. El Judicial en parte porque es su función, pero muchas veces olvida que los intereses de la República están aún por encima de los suyos. Y los otros porque naturalmente el PJ impone controles que siempre molestan.
Debe haber una cooperación mutua para lograr un poder respetado, prestigioso ….. y neutral.
La Justicia no está sobre la República: es uno de sus pilares.
Debe redefinirse el ‘status legal’ del Estado Argentino. El Estado es el principal litigante. Hay equivocados conceptos sobre que es bueno para el país que el Estado – que es de todos y de nadie – goce de determinados privilegios, como aporte al bien común.
El Ministerio de Justicia debe ser repensado. De una pequeña institución – a veces con rango de secretaría en un pequeño edificio - se convirtió en un instrumento para atacar y amedrentar a la Justicia.
Asociaciones de Magistrados y de Abogados equivocan sus fines o los ponen por delante sus fines a los de la Justicia.
Y también el panorama actual es funcional a muchos grandes personajes e instituciones que, sin necesidad de actuar en forma irregular, pueden sortear los inconvenientes y salir airosos.
Inclusive aprovechar para si y sus clientes, las debilidades el Muchas veces quienes podrían influir, no tienen interés en que nada cambie - aunque fuera para mejor – pues en esta situación ellos pueden distinguirse .
Un síntoma del deterioro de la situación es que existan los llamados ‘operadores judiciales’ y que se les de una ‘carta de ciudadanía’ como si fuera algo normal y que no se advierta la gravedad que implica.
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No hay soluciones parciales, los parches no sirven.
Es necesario un plan integral, lo que no implica hacer todo al mismo tiempo, sino trabajar en todos los temas en forma coordinada
El problema de la Justicia ya no es solo cuestión de presupuesto: desde 2004 se ha triplicado, pero sin mejoras apreciables, salvo en los salarios de jueces, funcionarios y empleados.
Hay que hacer investigación empírica; muchas alternativas se resuelven con datos. En este aspecto algo se ha mejorado en los últimos años, pero los datos y estadísticas no se estudian.
Hoy no hay planes adecuados a la insoportable realidad de una institución en la que sus operadores tienen una errada concepción (creen que es para ellos) y atrapada por las corporaciones
En mi interpretación, los esfuerzos del plan JUSTICIA 2020 no contemplaron la integralidad y la elaboración de conceptos que aquí se propugna.
Hay escollos enormes: al factor corporativo se agrega la creencia de que el sistema existe, antes que nada, en beneficio de sus operadores.
No hay posibilidad, ni es solución, una reforma drástica ‘a la Rodríguez Saa’: tiene que haber soluciones constitucionalmente admisibles o reformar la Constitución, (en los ‘90 este gobernador de San Luis puso en comisión a todo el Poder Judicial, lo ‘reordenó’, y luego lo mantuvo cerrado durante dos años).
Las soluciones voluntaristas: “hay que esperar una o dos generaciones” no funcionarán porque el simple paso de las generaciones no asegura nada si no se trabaja para el cambio. Las nuevas generaciones no cambiarán el estado de situación por el sólo transcurso del tiempo: serán “vino nuevo en odres viejos”
Las soluciones simplistas – “una vez que se disciplinemos a unos cuantos jueces, los otros van a hacer buena letra” – (¡aparte de lo criticable de la expresión!). ignoran la naturaleza y profundidad de los males actuales
San Isidro, 26 de marzo de 2025